domingo, 17 de junio de 2012

Capítulo 9

Le ha dicho a las cinco, ¿no? Sí, a las cinco. Bien. Cuando Lucía la llamo, se mostró brusca con ella creyendo que era aquel chico, Mario. Pero cuando oyó aquella voz femenina tan alegre y distinguida se acordó de ella, se acordó de que la llamaría, pero con toda la movida de Mario no pensaba en eso en aquel momento. Después de disculparse con la excusa de que creía que era otra persona, Lucía le aclaro el lugar y la hora. Iban a ir a las 5 al cine para ver alguna película con algunas más de esa Academia. De las pocas conversaciones que ha tenido Carlota con Lucía, solo sabe que a ella le encanta el voley, y por esa época salía con un chico, pero no se acuerda de su nombre. Luego no hablaron mucho más, no se acuerda muy bien por qué. Mira el reloj y ve que son las cuatro. Abre su armario y saca una camiseta blanca, una sudadera que ponerse encima, unos pitillos negros con sus botas marrones ''colway'' y un gorrito blanco que siempre lleva, aunque ese lo deja encima de la cama para ponérselo luego. Su sudadera le encanta, es azul, y aparecen dos enormes ojos. El monstruo de las galletas. Sonríe al mirarse al espejo. Ahora sí tiene tiempo de arreglarse y no parecer una vagabunda por la calle. Aparece en su cuarto de baño al segundo, se aplica un poco de corrector en las ojeras, nada más. No le gusta ir como esas chicas que parece que se han puesto ''Nutella'' por toda su cara. Es una de las pocas de este sexo que se siente guapa sin maquillaje encima. Sabe que es por la sociedad, pero aún así se siente segura. Se hace una trenza de raíz que prácticamente le cuelga por la espalda, a causa de que su pelo negro, es extremadamente largo. Ahora se mira al espejo, se lava los dientes rápidamente y se vuelve a mirar en el espejo nerviosa. ¿Y sí no les cae bien? ¿Y sí se ríen de ella? ¿Y sí no le meten en la conversación? Hay bastantes miedos que se acumulan dentro de ella, y lo único que hacen es que Carlota sufre ansiedad. Se obliga a cerrar los ojos y a centrarse en su respiración, como le enseño su psicólogo. Carlota fue obligada por su padre a ir al psicólogo a causa de los cambios constantes de casa, instituto, amigos... Cambio de vida en general. Y no le sirvió de nada, sigue teniendo ese vacío, pero le enseño algunos trucos para relajarse, y nunca vienen mal. Una vez calmada mira la hora, son las cuatro y media. Coge una pequeña bandolera marrón, la rellena con su móvil, un pequeño paraguas, auriculares, llaves, cartera... Parece que lo tiene todo. Chasquea la lengua, casi se olvida de su iPod. Lo coge rápidamente de una estantería y conecta los auriculares. Sube el volumen al escuchar a Simple Plan y a Sean Paul y antes de salir se acerca a su cama y alcanza el gorrito blanco. Baja las escaleras veloz consciente de que puede que llegue tarde. Sale por la puerta de su casa lo más rápido que puede y comienza a andar hacía el cine en el que habían quedado. Se para en seco. Coge aire; sigue andando. Los nervios se han apoderado de ella un segundo, pero no se va a echar una vez más atrás.


En casa de Mario...
Todos los momentos que ha pasado recorren su mente fugaces, quizás demasiado. Realmente sus recuerdos se basan en su habitación, alguna imagen de sus padres, la banda, Álex y esa Carlota. Hay un problema, no sabe nada de esa chica, ni quién es, ni de dónde viene... Solo sabe que su padre es policía y poco más. Por un momento tiene la necesidad de llamarla. Pero rápido piensa: ''¿para que esté tan borde como siempre?''. Entonces cambia de opinión y enciende la play, ''Call Of Dutty'', ama ese juego, si algo le identifica es jugar con su ordenador o con cualquier cosa. Se conecta en línea, pocos están jugando ahora pero hace un grupo de cinco y empiezan la partida, se infunde en ella como si tuviera que ganar para poder vivir.


En la puerta del cine...
-¿Cómo has dicho que se llama?- Manuel mueve su pie con impaciencia, no le gusta que la gente llegue tarde.
-Carlota pesado, se llama Carlota.-Lucía se aproxima a María hasta posicionarse a su lado y mirar la hora.
-¿Seguro que le has dicho la hora bien? Porque son y cinco.
-No te estreses, que la película empieza a y cuarto.-Lucía comprende porque dejo a Manuel hace tres meses.
Pronto ven a una chica acercarse, suponen que es ella, pues con este frío no anda mucha gente más por la calle. Carlota llega rápido. Se siente muy intimidada con la mirada atenta de los cuatro chicos.
-Hola. -Saluda simplemente con una sonrisa.
Escruta a la pequeña panda que tiene delante. A Lucía ya la tiene bastante memorizada, ojos marrones, bajita, pelo oscuro. A los demás les suena de haberlos visto por los pasillos, y algún encontronazo por las calles. 
-Encantado, me llamo Carlos.-Este se acerca a Carlota, y le da dos besos. Moreno de ojos... indefinidos, musculoso. Va con una chica de la mano, que también se acerca y le dice su nombre: María.
-Encantada, María.-Carlota se obliga a sonreír ante la mirada del otro chico que espera su saludo también. Se acerca lentamente y le da dos besos.
-Encantado yo me llamo Manuel.
-Bonito nombre, encantada.
-Sí, muy común. -Ríen.
-Se va a hacer tarde. -Suelta Lucía al ver la complicidad que se ha creado de repente entre Manu y Carlota.
-Cierto, hay que entrar, siento haber llegado tarde. -Se lamenta Carlota.
Pronto compran las entradas y entran cuando ya han empezado los anuncios.
-Malditos anuncios. -Suelta Carlos.
Todo el mundo le mira y le manda callar.
'Pero sí solo son anuncios', piensa.
Cuando al fin se sientan, Carlota está al lado de Lucía y de Carlos, derecha e izquierda, respectivamente, a su vez, la chica se sienta al lado de Manu y el chico al lado de María, vamos que Carlota está en todo el medio.


En la calle, exactamente en la plaza de siempre...
Mario se encuentra con Alex y se saludan de lejos, cuando ya están más cerca se dan un apretón de manos.
-¿Qué tal todo? 
-Bastante bien.-Álex sonríe despreocupado, pero ambos saben la situación en la que están.
-Me he encontrado hoy con la tipa de ayer.-Mario pasa de indagar más sobre la cara de su amigo.
-¿Con Rosalina?
-Qué va tío, con la de la comisaría.
-Ah, sí, claro, la tia buena ¿Cómo se llamaba?
-Carlota.-Los dos chicos sonríen al recordarla.
-Te la vas a tirar, lo sé.
-Lo que tú digas.-Mario pasa de nuevo el comentario de su amigo con un gesto de indiferencia.
El chico de ojos azules echa un vistazo a el coche lleno de magulladuras que sigue aparcado en el mismo sitio que esa mañana. Entonces, le hace un gesto a Álex para que se acerce a ese coche. Este obedece confuso. Mario le sigue por detrás y le susurra al oído lo siguiente: ''Necesito ese coche, o si no moriré cuando veamos a la banda''. Lo que más impacta es que lo dice de verdad. Si no trae ese coche, los de su banda podrían hacerle cualquier cosa. Álex comprende el mensaje y saca una pequeña llave maestra de su bolsillo. La introduce con cuidado en la ranura de la llave del escarabajo azul. Presión. Ya está abierta. El chico de pelo oscuro mira cómplice a Mario. Este asiente. Sabe que ahora es su turno. Entra en el coche y se agacha hasta llegar a un cables. Une uno con otro, y obtiene un precioso gruñido que le indica que su coche está en marcha. Álex entra a el asiendo copiloto corriendo y el conductor arranca.
-No entiendo para qué querrá esta bazofia de coche. Podría tener un Ferrari murciélago si lo quisiese.
-Si tú no lo entiendes yo menos. ¿En el callejón? - Se refiere en el sitio que tendrían que quedar. 
Álex asiente.
-¿Te vas a ir Álex?-A Mario le tiembla la voz realizando esta pregunta.
-¿De... La banda?- El otro chico tampoco le sienta muy bien hablar de el tema.-Pues... Mario tío, los necesito para sobrevivir, me dan el pan de cada día, dinero que llevar a casa... Si no, no podría seguir aquí. Pero no quiero está vida, ¿sabes? Yo quería casarme con esa chica de la que te hablé... Yo quería formar una familia, ser feliz.-Cierra los ojos manteniendo sus lágrimas.- Éramos muy jóvenes... Y bueno lo seguimos siendo, pero estábamos enamorados. ¿Sabes de eso que tú corazón va a mil por hora cuando la miras a los ojos? ¿Qué te da igual si cae un meteorito a vuestro lado, que tú siempre vas a abrazarla y decirle que va a ser para siempre? ¿Qué tienes ganas de ella cada dos minutos? Eso sentía yo... Y...-Da un puñetazo contra el guardabarros de coche, estalla en lágrimas y Mario no sabe que hacer en esa situación. Simplemente para el coche, y empieza a hablar tranquilo:
-Y se acabó. Caíste de la nube. El destino jugó y tú perdiste. No puedes hacer nada tío, ella no podía sentir lo que tú sentías. Aún así permites que con él tío con el que te la jugó te mangonee, te dé dinero... Por eso amigo, no puedes echarle la culpa al destino.-Álex mira con lágrimas en los ojos a Mario, que le mira serio. Entonces este último se acerca y le da un abrazo. No se imagina como se puede sentir en ese momento su compañero, el que se siente tan perdido en la banda con él, el que está en esa banda por una venganza que no sabe como ejecutarla, el compañero de robos, juergas... Lo estrecha una vez más y arranca el coche. 
-El destino es fuerte tío, pero demuéstrale que tú le puedes.

3 comentarios:

  1. Joooo que coooorto!
    Vaya pasado más sombrío el de Álex... tengo mucha curiosidad por cómo continúa! >.<

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  2. Me ha gustado mucho!:)
    Pero tardas demasiado en subir el proximo capitulo y se te olvida lo del capitulo anterior:S

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    1. No sé a que te refieres con lo de que se nos olvida lo del capítulo anterior ! :S

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