martes, 11 de septiembre de 2012

Capítulo 14.

El alcohol vuela por la sala deslizándose rápidamente entre los finos bordillos de las coas de los jóvenes. Todos suben su vaso y se mueven como si fuera su último baile de su vida. Todos ríen y bromean, alguno estará vomitando en algún rincón... Pero solo hay un chico que no se desenvuelve al ritmo de la música, y es que Carlos está impaciente por salir de esa discoteca e irse a dormir. Son las 3 de la madrugada, y quiere estudiar para los exámenes. Sus ojos cambian de color cuando las luces le apuntan un segundo y vuelven a la pista. Lucía se da cuenta de que mira el reloj y va a acompañarle mientras sus otros dos amigos bailan ellos solos.
-¿Qué tal?- Lucía se intenta hacer oir mientras se sienta en una de las banquetas de la barra.
No obtiene respuesta, simplemente un refunfuño por parte de el chico. Lucía sabe como reaccionar y agarra a sus amigos de la pista de baile y los lleva fuera de la discoteca. Carlos ve a la chica bajita y a su amigo musculoso salir por patas cuando Lucía empieza a gritarles con fuerza. El chico sonríe y baja de la banqueta para reunirse con sus amigos.
-Joder Lucía, ¿qué te ha picado?- Manuel se sacude.
-Es tarde, pasado mañana tenéis clase, tenéis que estudiar.-Carlos asiente dándole la razón a su amiga.
-Pff... Joder tía.-María es la que más borracha va de todos, así que solo es consciente de que le han cortando el rollo.
-¿Qué hora es?-Manuel está bastante confuso, pero no lo suficiente borracho para perder el conocimiento, como otras veces...
-Las cinco de la mañana.-El chico de pelo negro de su pandilla responde sin mucho entusiasmo.
-¡Joder!
Y así los cuatro amigos caminan en silencio. No hablan, porque no tienen motivos para ello, simplemente mueven los pies acompañados alguna que otra vez de un coche o el sonido de sus pisadas en la noche. Hasta que Manuel rompe el silencio.
-Ey, ¿y Carlota?-La pregunta pilla desprevenidos a los chicos, pero Lucía no mira a ningún lado para buscarla.
-Se fue un poco después de entrar a la discoteca, estaba cansada.-Y responde al interrogante.
-Es muy buena chica...Un poco extraña también.-Todos sonríen ante el último comentario de Carlos. Es cierto que es simpática, y tiene una sonrisa preciosa... Bueno no solo su sonrisa, menudos ojos azules, y su pelo largo que le cubría casi en totalidad su espalda. También es cierto que la vieron llorar en la película de TGDT, no les sorprende, parecía bastante sensible. O quien sabe, a lo mejor tiene un pasado que desconocen. También notaron que cuando todo el mundo la miraba, ella se encogía y se calaba más la capucha de su sudadera. No sabían mucho de esa chica, solo la veían por los pasillos y se sonreían, pero nada importante. Esta tarde han comprobado que es una chica bastante curiosa, e incluso puede que vuelvan a salir algún día.
-¿Sabéis algo de ella?-Manuel devuelve la conversación en torno a la chica de ojos azules.
Lucía duda si hablar de lo que sabe de ella, o callar. Pero todos la miran a ella sabiendo que ella conoce algunas cosas sobre Carlota, así que suspira y suelta todo lo que sabe:
-Su padre es un policía. Algunas noches entre semana la lleva a la comisaria porque cuando era ella pequeña su familia sufrió un atraco y no se atreve a dejarla sola... Su madre no está en casa mucho, por que está de viaje por todo el mundo por motivos de trabajo, aun que no sé muy bien en que trabaja. Carlota, ha vivido en multitud de países, tanto dentro o fuera de Europa... California, París, Barcelona, Valencia... Ella viajaba con su padre. No sé mucho más.
Todos se quedan en silencio. Es bastante impactante.
-Ah, también a la chica, le encanta la fotografía, una vez... Cuando entró a clase de francés se dejó un pequeño papelito, al parecer tenía una dirección de ficklr. Al llegar a casa, entre en la página y era suyo. Había unas fotos preciosas, aparecía ella, y en otras simplemente cosas de la calle, o paisajes... No sé mucho de fotografía, pero os puedo asegurar que son alucinantes.
No había nada que comentar, tanto a los chicos como a Lucía le parecía suficiente, sin duda, quedarían otro día con ella. La pandilla sigue andando hasta una esquina en la que tienen que separarse para ir a sus casas.
-¡Que estoy bien de verdad, joder! Puedo llegar a casa.-Carlos había insistido en acompañar a María a su casa, ya que se tambaleaba y necesitaba apoyase a algo de vez en cuando. Pero no pudo convencerla.
María se quita la coleta que se había hecho y se embute un poco más en su chaqueta. Queda poco para llegar a su portal y su sorpresa es grande cuando ve a un chico sentado en el poyete con una manta encima, algo le resulta familiar. Se acerco disimuladamente y le dió un toque al chico de pelo negro. Este abrió los ojos y la sorpresa de la chica fue tal que tuvo que ahogar un grito. Esos ojos los reconocería en cualquier sitio.
-¿Qué coño haces aquí?-Retrocede un poco en sus pasos.
-Yo...
-¡Joder tío! ¿Te has vuelto loco o qué?- Los efectos del alcohol han desaparecido un segundo para dejar paso a su lucidez.
-Yo... Te echaba de menos, María...-El chico de pelo negro se levanta del poyete. La recordaba más bajita, incluso cree que su pelo se ha aclarado. Las pocas espinillas que poseía se han desvanecido con el paso del tiempo, ahora parece más mujer, más madura. Pero algo que no ha cambiado en ella, es su mirada, sus ojos color miel le siguen influyendo amor y ternura.
-Álex... Yo... -Al oír su nombre pronunciado por esa chica de instituto no puede soportarlo, siente unas ganas increíbles de abrazarla, pero las retiene. María, por el contrario, se siente extremadamente culpable. Recuerda esa noche a la perfección, también iba borracha, como hoy. Esa noche, hace más o menos un año, se dejo llevar, tanto que perdió su virginidad con un chico de 28 años, sin ni si quiera conocerle. Cuando estaba enamorada del chico que tiene delante mirándola como si no hubiera pasado nada, con su ternura habitual. No ha cambiado nada desde la última vez que se vieron.
-Álex, yo... Joder, yo... Ha sido sin querer, yo... No lo sé.
Eso fue lo que le dijo exactamente la última vez que se vieron, antes de que desaparecieran mutuamente de sus vidas. Álex no la llamó, por que estaba realmente afectado, y ella, bueno ella... Solo era una adolescente confundida.
La chica abrumada por los recuerdos cae rendida en el suelo, y empieza a llorar. Álex coge la manta con la que estaba arropado, cubriéndola y abrazándola. No se han vuelto a ver, pero el chico, siempre la veía reflejada en sus sueños. Prometió no hablarla, no volver a verla. Prometió no enamorarse para evitar el dolor. Ninguno de los dos tiene la culpa de su separación, ella iba como una cuba, él, solo estaba enamorado. No pudieron superar el dolor, y el dolor separa más corazones que los kilómetros. Después del dolor de Álex, llego la furia. Estaba enfadado con ella, al fin y al cabo, de la forma que lo quisiera mirar, le había puesto los cuernos. 'Si me quisiera de verdad, no se hubiera dejado llevar', claramente luego pensó que era una locura, ella no tenía la culpa de que cuando iba borracha un animal la cogiera y la metiera en un baño. Y así, llego la época de aceptación de la ruptura y nuevamente el dolor. Así llego a los bares. Y así se unió a Mario.
''Lo siento, lo siento, lo siento...''-No paraba de repetirlo María en susurros, apenas inaudibles. Pero Álex los escuchaba perfectamente. Acababa de romper su promesa que había hecho hacía un año, pero es que no se podía quedar otra noche más pensando en ella. Y así, el alcohol, había logrado matar el enfado que había en María al ver a Álex en su portal, y había creado en ella el afloramiento de recuerdos, esos son más difíciles de matar.
Una mano agarra por el hombro a Álex, que aún estaba abrazando a María. Este se sobresalta, pero se tranquiliza a ver a Mario detrás de él, soriéndo tiernamente.
-Vamos a casa ya, Álex.
El chico de ojos azules había contemplado toda la escena después de sobresaltarse por la noche, al no ver a Álex a su lado. Y en seguida supo donde tenía que ir.
Este asiente y se levanta lentamente. María se da cuenta y mira hacía arriba donde se encuentra su ex novio y un chico al que había visto antes en muchas ocasiones.
-Hola María.-Este sonríe al ver a la chica confundida.
-Eh...- Y antes de que pudiera decir nada, ambos se alejan sin decir nada más.
Lo que acaba de ocurrir no tiene mucho sentido, primero se encuentra su ex novio, se abrazan durante media hora, luego, aparece un chico que le resulta muy familiar y se van sin decir nada más.
María agarra la manta y sube a su portal.


1 comentario:

  1. Por favor Clara, vuelve, esta historia no es de las que se merecen quedarse olvidadas e inacabadas en una carpeta del ordenador.
    Cada día desde ese once de septiembre reviso tu blog con la ilusión de ver que has vuelto y seguir leyendo esta historia, pero cada que me meto veo que me equivoco... Supongo que habrá personas que como yo ansían tu regreso, ya que has desaparecido prácticamente de todas partes.
    Nunca te he comentado antes porque sentía vergüenza y tampoco tenía nada importante que decirte, pero una escritora con tu talento no merece quedar dos historias estancadas, porque veo que 'Podríamos ser dos extraños caminando de la mano' va por el mismo camino que 'Un cruce del destino'.
    Así que Clara, por favor, vuelve, Blogger te necesita. Yo te necesito. Y los que te leyeran y aún te sigan leyendo, también.


    Besos, Lorena.

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